lunes, 11 de abril de 2016

Tucker & Dale contra el mal (Eli Craig, 2010)


Paletos vs. universitarios capullos


Hacer comedia es uno de los ejercicios más difíciles del mundo. Hacer comedia y lograr la carcajada del respetable, ya ni te cuento. Porque una cosa es juntar una serie de gags y cuatro sandeces pretendidamente graciosas y, otra muy distinta, es conformar una película de humor de principio a fin, sin sketches forzados ni diálogos que se crean con un ingenio que no tienen. Ya si hablamos de mezclar la comedia con otros géneros todavía más difíciles, en este caso el terror, la empresa que lleva a cabo Eli Craig se complica bastante. Principalmente por una cosa: en el cóctel humor-terror se ha puesto el listón muy alto. Desde películas de culto como Evil Dead (Sam Raimi, 1981) o Braindead (Peter Jackson, 1992) hasta pequeñas joyas recientes como The final girls (Todd Strauss-Schulson, 2015), sin olvidar, claro, esa referencia indispensable que es Shaun of the dead (Edgar Wright, 2004), titulada por estos lares Zombies Party

Tucker & Dale contra el mal lo tiene todo. Y bien hecho. Es simpática e ingeniosa, tiene diálogos hábiles y rápidos y cuando se desmelena es muy gamberra, ofreciendo la dosis justa de gore que otras películas cómico-terroríficas se olvidan de dar. Además guarda esa moraleja de las comedias ñoñas y romanticonas que no desmerece nada en el conjunto final.
Tucker y Dale son una pareja de amigos que han decidido tomarse unas vacaciones en una pequeña cabaña adquirida con los ahorros de toda una vida. Pescar y beber cerveza serán sus principales actividades. De camino a la casa se topan en una gasolinera con un grupo de universitarios cuyo plan también es pasar un par de días de descanso. Dale enseguida quedará prendado de una de las chicas, pero su falta de autoestima y los sobrados prejuicios de los chavales harán que la cosa no llegue a buen puerto. La casualidad hará que vuelvan a encontrarse y se encadenen una serie de desafortunados sucesos consecuencia de un terrible malentendido. 

Katrina Bowden da vida a Allison, la deslumbrante rubia de la que se queda prendado Dale y que da lugar a una terrible y sangrienta sucesión de malentendidos.


Para que el mecanismo paródico funcione, Tucker & Dale contra el mal cuenta con la principal  baza de una pareja protagonista interpretada por Tyler Labine y Alan Tudyk con mucha química y una controlada vis comica. Junto a ellos, un buen puñado de secundarios que cumplen a la perfección su papel -mención aparte para Katrina Bowden- metidos en una delirante aventura que contiene todos y cada uno de los tópicos del género de terror pasados por el filtro de la parodia y el gamberrismo. Desde la premisa grupo de jóvenes que se van al campo a echar el fin de semana, pasando por los personajes estereotipados con líneas de guión ridículas y referencias a películas referenciales, sobre todo a La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974). 
Además, la cinta de Eli Craig funciona porque, aunque consciente de su tono paródico, se toma muy en serio y evita tomar el pelo al personal. Sabe qué producto es y sabe cómo hacerlo. Las buenas maneras y la inteligencia hacen el resto.  

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